Todos sabemos que las transiciones son ásperas, y particularmente en Argentina preferimos hablar de “transición” y no de “proceso”.
El sábado fue la celebración de un disco que marcó a una generación que sabe, y mucho, de resistencia, de búsqueda y de pérdida: Rockas Vivas.

La transición hacia un estado democrático fue (y sigue siendo) álgida, convulsiva y crítica. Que desde el escenario un Miguel Mateos actual reflexionara, entre frases, sobre el contexto histórico del disco, fue maravillosamente humano, real y acertado.
Vi ojos húmedos. Muchos.
Vi sonrisas de nostalgia.
Vi brazos alzados agitando rock.
Y pude leer entre líneas que no era sólo la añoranza de un tiempo de juventud: era desempolvar los valores que descansaban en la repisa del comedor.






Fotografías 📸 Laura Musere
Cada letra cobraba sentido, tanto en lo literal como en su mensaje oculto. Se desvelaba el misterio del lenguaje simbólico, y se pudo decir en voz alta: “En Argentina hacen falta huevos”.
Y el show superó expectativas.
Dieciocho temas que dejaron huella, acompañados de luces, visuales y un sonido a la altura de la celebración. Porque fue eso: una celebración de la vida y la historia.
El brazo levantado al grito de "Tirá para arriba" sacudió las ganas, aceleró el pulso y confirmó que las letras que no son de IA guardan un pedazo del corazón y de la historia —individual y colectiva— como bastión de la resistencia cultural.