Era el dueño de "Los dos amigos cultural", un espacio que oficiaba de bodegón, de lugar de encuentro de quienes no precisan mucho show y glamour para sentirse parte de la Alameda-y de la bohemia- mendocina.
Pasaron sobre su escenario provisto de un gran equipo de sonido referentes del tango y del folclore y poetas que acunaron en sus mesas lo que luego se dio a conocer como la Asamblea de Trabajadores de la Literatura. Muchos músicos de jazz y de rock tampoco faltaron.
Marcelo falleció a los 60 años, mientras dormía -según afirman sus allegados más íntimos-. Ya tenía pensado los eventos próximos cuando la noticia repentina de su fallecimiento sacudió la extraña tranquilidad del lunes 8 de septiembre.
Nadie lo podía creer. Marcelo, quien supo llevar consigo la música, el pastel de papa, el idiotismo, las quejas hacia el gobierno y el amor hacia Maradona ya no estaba más. La basta y extensa comunidad artística comenzó entonces una despedida larga a través de saludos por Instagram y Facebook. Las docentes lloraron frente a sus estudiantes y el silencio acomodó una mañana casi sin música.
Una forma de despedirlo que fue también una fiesta
Pronto se organizó un último encuentro. Y fue de la manera que Marcelo hubiera querido. Un velatón con flores, música y poemas. No faltaron las velas y los carteles llenos de cariño.
Los ramos colgaron de los ventanales y los colores de las flores ocultaron un poco la tristeza que significa la despedida de un icono cultural del under de Mendoza.
Por su parte, las preguntas sobre qué sucederá con el querido espacio y su mística no se han resuelto aún, y siguen abiertas.
