Pablo Amnesia es un cantautor residente en Guaymallén. Su lírica, beats y poder en sus cuerdas vocales lo han vuelto un pájaro único en Mendoza, que canta y reúne adherentes que reconocen su destreza artística. Por eso cuenta ya con una banda llamada Amnesia y Fuego.
Sus presentaciones son únicas, una combinación entre fuego en vivo, danza, rapeos y verdades que van saliendo de lo más hondo. Si no lo conocés, cuenta con música en Spotify y You Tube. No te vas a arrepentir.
-¿Cómo y cuándo te diste cuenta que la música era tu camino?
Siempre me gustó el arte, (cómo el nene del meme) cuando tiene algo para decir. Yo busqué varias maneras de expresarme, hice de chico cuentos, poemas, dibujos, teatro, cocina, radio, y en ese camino encontré en la música mi herramienta favorita para exponer lo que sentía. Quienes cantan desde los adentros, desde las entrañas del alma tienen un poder de comunicación hermoso. Cuando escuché gente así me di cuenta que así quería vivir. Ser ese tipo de comunicador.
-¿Cómo describirías tu carrera con tres adjetivos?
Abisal, refrescante y medicinal.
-¿Cómo describirías a los seres que son artistas/ músicos/ escritores que cargan con una sensibilidad especial? ¿Pensás que puede llegar a ser un problema?
Creo que la sensibilidad especial está al alcance de toda persona que asuma compromiso con el arte que va a desarrollar, y sea perceptivo del contexto socio cultural que lo rodea. Creo que es una herramienta la sensibilidad, no una luz divina. Una fórmula que se entrena y perfecciona. Todes somos sensibles si amamos lo que hacemos.
La sensibilidad es belleza en su estado más natural, y seguramente hay gente que la puede llegar a aborrecer. La facultad de sentir es veneno para los fachos por ejemplo. Pero nunca va a ser un error percibir y dejarse entreverar por los sentires.
-¿Cómo se formó la banda? ¿Tuvieron que convencerte mucho?
-Esto empezó a leudar en la pandemia, donde me encontré con la situación de que estaba difícil salir de casa y juntarse a ensayar. Lamentablemente, perdí a un amigo hermano, con quién me juntaba mucho a crear cantos y canciones. También empecé con una sordera y mareos en el oído derecho. Lo cual me perjudicó muchísimo, tuve que re aprender la sensibilidad que tantos años estuve entrenando, aprender a cantar de nuevo, a escuchar mi instrumento de nuevo. Ante esa soledad, tristeza y frustración decidí emprender un camino nuevo, alejado de el Pablo Federico cantautor.

Empecé a jugar con pistas, a crear mis Beats y a rapear encima, pronto me encontré con un contenido bien raro. Y que mejor cuando se tiene algo raro que compartirlo. Ahí hice una especie de llamado, batíseñal artística, y apareció un bailarín a quien yo ya había visto jugar con fuego y danzas en la peatonal. Ahí reviví la conexión con otro ser musical. Después de un par de toques con pistas, voz, danza y Fuego, flasheamos banda.
Quienes ahora estamos en Amnesia y Fuego, somos bastante amiguites, o por lo menos nos caemos muy bien. Con Germanó y Lirio ya habíamos compartido antes la música, al Lucas me lo presento una amiga en una fiesta, y Jero lo conocí de las fechas de Amnesia y Fuego en Tunuyán, en el centro cultural de allá.
No, a mí no me tienen que convencer XD agarro viaje enseguida, la música me puede siempre.
-¿Como fue la sesión en Jimbo Estudios?
-La sesión en Jimbo estudios fue un caos que salió hermoso, hubo problemas de tiempos, sincronización y eso. Es muy difícil coordinar a siete personas y una sala parece. Así que entre idas y venidas, fuimos a parar ahí, que para sorpresa creo que de todes, fue un alivio. Además el jefazo de Jimbo estudios, el Pedro, fue nuestro tecladista invitado en la sesión, había una conexión linda.
-¿Como ves el movimiento de los músicos under en Mendoza?
-Creo que el under debería ser una forma de vivir la música y el arte. Yo hace veinte años que toco y siempre fue en el under. Pero acá en Mendoza representa también la parte abandonada del arte. La que no entra en los festivales de la cerveza y esas cosas. Hacer música en el under es arriesgarse a tocar y no sonar bien, que nadie te escuche, quedar en segundo plano ante mega propuestas que organizan las municipalidades, que pocas veces se fijan en el under para sus grillas.