
La frase “sin vos no soy nada” puede sonar romántica, pero cuando se convierte en forma de vida encierra un problema serio: la codependencia emocional. Se trata de un patrón donde una persona necesita, de manera excesiva, la atención o el bienestar del otro para sentirse valiosa.
El cerebro detrás de la dependencia
Estudios con técnicas de neuroimagen revelan que en estas personas se activan de forma particular las áreas cerebrales relacionadas con la empatía, la regulación emocional y el sistema de recompensa. El resultado: el bienestar del otro se vive como necesidad propia, y cuando falta aparecen estrés, culpa o miedo al abandono.
Psicología y cultura
En Latinoamérica, la expresividad y cercanía emocional son valores culturales. Esto puede invisibilizar los excesos: lo que parece cariño o entrega, a veces es pérdida de identidad y dificultad para poner límites. En Argentina, ya existen escalas adaptadas que muestran la vigencia de este fenómeno.
Mujeres y hombres
Si bien se asocia más a mujeres por mandatos culturales, los hombres también presentan codependencia. Estudios locales indican que cerca del 25 % de las mujeres alcanzan niveles preocupantes, pero también los varones muestran patrones similares, aunque los expresan de otro modo.

Riesgos principales
■ Ansiedad y depresión
■ Pérdida de identidad
■ Dificultad para poner límites
■ Estrés crónico con impacto
■ Estrés crónico con impacto físico y mental
Claves para salir
Transformar la dependencia en interdependencia sana implica reconocer emociones propias, establecer límites sin culpa, fortalecer la autoestima y buscar espacios terapéuticos y actividades grupales que promuevan vínculos saludables.